“Las economías transformadoras se concretan con prácticas reales de construcción de justicia social”

Nos encontramos con Fernando Paniagua de Paz, miembro de la Comisión de Relaciones Externas de la Red de Economía Social de Cataluña (XES). La XES es una de las tres entidades impulsoras del Foro Social Mundial de las Economías Transformadores 2020 (FSMET 2020) que tendrá lugar en Barcelona en mayo del próximo año y que reunirá miles de organizaciones y personas que trabajan para cambiar, desde la economía y las prácticas locales, un mundo que no gusta. Le hemos entrevistado para tener más detalles sobre el evento y la capacidad transformadora de este proceso internacional.

Entre el 5 y el 7 de abril, se ha hecho en Barcelona un primer encuentro preparatoria del Foro Social Mundial de Economías Transformadores 2020. En qué consiste exactamente este Foro y cómo nace?

Nace a partir de una idea que surge en el marco del Foro Social Mundial de Quebec de 2016 que quería organizar un espacio temático sobre economía. La Red Europea de Promoción de la Economía Social Solidaria (RIPESS EU) recoge esta propuesta y nos tiran el desafío a la Red de Economía Solidaria de Cataluña (XES) de ser el país de acogida de este primer Foro Social Mundial de ‘Economías Transformadores (FSMET 2020) centrado en economía.

A partir de aquí, nos ponemos a trabajar, hablamos con la “Red de redes de economía alternativa y solidaria” (Reas), la red de ámbito estatal de la que somos miembros de la acción confederada, y montamos un grupo impulsor de las tres entidades (RIPESS, Reas y la XES) para llevar adelante esta bonita idea de organizar un Foro temático 2020 en Barcelona que en un principio era de economía solidaria, pero que poco a poco ha ido transformándose hacia el concepto de economías transformadoras.

¿Qué objetivos tiene?

Desde el grupo impulsor, tenemos una visión estratégica de ampliar la base social de las iniciativas que trabajan desde una visión de una economía que debe permitir transformar un mundo que no nos gusta. Como dije en la sesión inaugural de la reunión preparatoria, transformación es una palabra que puede ser bastante vacía, pero hay que llenar de contenido con las prácticas reales.

Hemos empezado con una hipótesis de trabajo que nos ha servido para transitar este primer año y que considera que hay cuatro movimientos transformadores: las economías feministas, la agroecología y la soberanía alimentaria, los comunes y la ESS en su sentido más amplio que incluye las finanzas éticas, el comercio justo, etc.

Además, hemos definido acciones transformadoras que favorecen el desarrollo de estos movimientos que son las políticas públicas y la formación, educación e investigación.

Esta hipótesis que tiramos en el mundo surge de la realidad que existe en el marco de la XES. Lo que hacemos por lo tanto es abrir el corazón y enseñar al mundo lo que hacemos, a la vez que recibimos insumos de todo el mundo en este marco más conceptual teórico que hemos construido desde Cataluña.

¿Por qué es necesario este foro y qué debate puede aportar?

En los últimos años se está viviendo una experiencia muy importante en Barcelona en el ámbito de la ESS que tiene que ver con la historia y el recorrido que las prácticas cooperativas han tenido en esta ciudad. Es una historia centenaria que acompaña el desarrollo de la ciudad y que abre una bifurcación con el modelo y la marca que durante muchos años han intentado impulsar desde las administraciones públicas. Hablo de esta Barcelona masificada de ferias y congresos, que entiende el turismo sólo como industria extractiva.

Nosotros ponemos en el centro otra Barcelona y otra visión del territorio y del país. Ponemos el foco en las prácticas concretas que transforman la realidad para crear más justicia social en una ciudad como Barcelona. Y la visibilidad que las prácticas de ESS han tenido en los últimos años con un apoyo más decidido desde la administración pública y también con un nivel de autoorganización del propio movimiento, han creado una imagen y una atención a nivel mundial hacia la experiencia de Barcelona.

La sensación que tenemos desde la XES es que, tras cuatro años de este ensayo entre lo público y lo comunitario vía la co-construcción de políticas municipales, nos toca enseñar, ser transparentes y devolver en un ámbito más internacional lo que hemos estado viviendo. Tanto para generar más conocimiento como para deshacer los posibles mitos o burbujas generadas de la experiencia.

Por otra parte, el momento de retroceso de las opciones alternativas y transformadoras en el ámbito mundial es evidente. Vivimos tiempos oscuros de construcción de nuevas formas políticas orientadas hacia el conservadurismo más extremo, hacia el capitalismo más depredador y transitando ya en los límites del aceptable democráticamente, flirteando con la xenofobia, el machismo, el racismo o el fascismo.

Ante esta ofensiva salváge de la derecha más conservadora, debemos rearmar con una visión global y una estrategia transversal. Es importante volver a ilusionarnos con un proyecto compartido y, como generar una nueva ideología o intentar reproducir el esquema del siglo XX no tiene sentido, ponemos el foco en la economía y en las prácticas reales. Por eso decimos que no sólo otro mundo es posible, sino que otro mundo ya existe.

¿Qué entendemos por economías transformadoras?

Tomamos este término que se empieza a utilizar en los últimos años ya partir de una investigación que hace el Rubén Suriñach publicada en un libro “Las Economías Transformadores de Barcelona” donde organiza el mapa de la realidad que tenemos aquí y donde hace una distinción entre fenómenos y movimientos que nos parece muy interesante.

Yo soy bastante polémico con ello. Más de una vez ya he comentado que transformación puede ser una palabra vacía que puede no querer decir nada. Creo que es muy importante que entendamos esto. Transformar la realidad si no tiene una orientación, no tiene sentido. Toda acción política transforma la realidad, también la de la extrema derecha.

Por lo tanto, tenemos que llenar esta transformación de contenido con movimientos que con prácticas reales y con una pulsión superadora del capitalismo depredador intentan cada día hacer transformación real. Y es aquí donde parece interesante coger este término: en la concreción y en la práctica real cotidiana emancipadora de construcción de justicia social.

¿En qué ha consistido el encuentro preparatoria de este abril en Barcelona?

Ha sido un encuentro en la que las confluencias locales de Barcelona han hecho un llamamiento y un mapeo de las personas e iniciativas más importantes a nivel internacional para que puedan, por un lado, reflexionar sobre la propuesta de movimientos que hicimos y, de un otro lado, que tuvieran potencia para volver a sus territorios y ser impulsores y difusores de la idea.

A lo largo de cuatro días, hemos conseguido llevar unas 300 personas de 46 países con el objetivo primero de reconocernos para luego trabajar por ámbitos. El otro gran objetivo era generar confluencias entre los seis ejes. Por ello, propusimos identificar retos comunes que nos deben permitir organizar la discusión y salir del esquema mental de “qué hay de lo mío” para pensar en “qué hay de lo nuestro”. La conclusión es que llegamos a alcanzar consensos compartidos sobre cuáles son los retos identificados y qué acciones queremos destacar.

¿Qué proceso se pone en marcha de aquí a 2020?

Tenemos responsabilidades a dos niveles. Los participantes tienen que volver a sus territorios y hacer una llamada a la constitución de una confluencia local para empezar trabajar juntos en los retos de los diferentes movimientos. Estas confluencias locales deben ser el motor que alimente los contenidos que trabajaremos en el encuentro pública y abierta de 2020.

Desde el grupo impulsor, el reto que tenemos es incorporar las grandes redes que apoyan a los cuatro movimientos para que participen de este grupo impulsor. Tenemos muchos contactos, tenemos respuestas positivas y ahora toca ligar esta voluntad de confluencia.

¿Cuáles son las vías de participación para una persona o proyecto que se sienta llamado?

Como queremos poner las prácticas locales en el centro, la vía más lógica para participar sería el ámbito más cercano de la experiencia en la que participamos. Obviamente, aquí partimos de un Barcelona-centrismo bastante importante y por lo tanto se necesita des-territorializar y abrirse más a todo el ámbito catalán. Esperamos el mismo proceso en el ámbito estatal, europeo e internacional.

Para generar el diálogo entre las confluencias locales y el nivel internacional, tenemos dos herramientas: el contacto directo o vía un enlace, que son personas que destinarán unas horas para llevar la dinamización de estos espacios. Y el otro es el espacio virtual (forum.transformadora.org) donde utilizamos el Decidimos, este software que se pone a disposición de los movimientos desde el Ayuntamiento para hacer procesos deliberativos y horizontales de decisión y que será nuestra herramienta fundamental de trabajo en el ámbito virtual.

Un sin la otra no tendrá sentido. Necesitamos la confluencia local física para construir el espacio virtual de debate.

¿Cuáles son las expectativas del encuentro de mayo de 2020, entendiendo que no es un objetivo en sí mismo si no un paso?

Estamos abriendo un proceso de confluencia que necesita de hitos y momentos simbólicos. Al igual que este primer encuentro tenía un componente fundacional, en 2020 queremos que tenga un punto potente de visibilidad.

Por un lado, tendremos que acompañar el proceso desarrollado a lo largo de todo este año en la dirección que esté tomando. A mí me gustaría que fuera con una idea de continuidad para seguir construyendo una agenda común para dar una respuesta firme a las barbaridades, discursos y disparates que está generando el sistema. Pero por otro lado, nos deberá permitir generar un impacto a nivel local de Barcelona y Cataluña muy fuerte y un momento afirmativo de nuestras experiencias.

¿Cuál es el compromiso de las Administraciones públicas con el FSMET 2020?

Nos hemos encontrado con un apoyo financiero y político muy decidido por parte de las instituciones. Tanto de parte del Comisionado de ESS y del área de Justicia Global del Ayuntamiento de Barcelona, ​​la Diputación de Barcelona, ​​la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) y la Dirección de Cooperativas de la Generalidad de Cataluña. Y en el ámbito privado tenemos un apoyo claro de la Fundación Rosa Luxemburgo, de la Guerrilla Foundation y de la Charles Leopold Mayer Foundation.

En este modelo en el que lo público, privado y comunitario-cooperativo se mezclan para hacer un evento nos parece muy interesante, porque lo hacemos con la idea de corresponsabilidad. Tenemos una matriz autogestionaria y no nos gusta que el estado proveedor deba cubrir todas las necesidades. Así, el modelo de financiación que planteamos es un tercio de fundaciones privadas y un tercio de la administración pública.

También la participación de las administraciones públicas es clave en el eje de las políticas públicas, ya que pedimos la implicación reflexiva y colectiva de cómo estamos construyendo estas políticas que han de transformar las relaciones desde la administración.

En este sentido, tenemos una complicidad amplia en el marco del proyecto CITIES, sobre todo, donde Barcelona ha apostado muy fuerte para dirigir una parte del trabajo que se está haciendo en CITIES hacia la reflexión en el marco del foro. Por su parte, desde la Dirección General de Cooperativas de la Generalidad de Cataluña se quiere generar un vínculo fuerte con los Ateneos Cooperativos, que es una de sus políticas más fuertes, y estamos trabajando para que la Red de Municipios por la ESS (XMESS) se implique también de una manera directa, con lo que multiplicaríamos el impacto en todo el territorio.

 

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